viernes, 20 de febrero de 2009

EL DEPORTE UNE EL RACISMO DIVIDE

Llegué a ser la clase de futbolista que podía anular a los espectadores. No siempre había sido así. Cuando empecé a jugar al fútbol, lo hacía como reserva y no estaba acostumbrado a tener tanto público. Podía oír todo lo que decían. En el campo también había otros jugadores negros, pero todo lo que recuerdo es tener la pelota y sentir las burlas. Ahora mis fans me ven como una leyenda y tengo buenos recuerdos de haber jugado por mi país. Aunque hace años, recuerdo que el racismo en el deporte llegó a ser tal problema que enviaron investigadores a los partidos para encontrar quién empezaba a abuchear. (Me endurecí contra el abuso, pero hace mucho daño, especialmente cuando eres joven).

Cuando era adolescente recuerdo que fui a un restaurante cerca de casa. Nada más entrar, un hombre blanco empezó a gritar, insultándome, y me tiró ceniceros y jarras de agua. Volví a casa y lloré. No podía creer que un hombre adulto pudiera tener tanto odio contra alguien que no conocía. Sentí vergüenza de mi mismo, aunque no había hecho nada. Cuando pienso en ello, todavía se me revuelve el estómago. EARL BARRETT (INGLATERRA)

1 comentario: